El cine surcoreano nos presenta una de sus mejores cartas con “La Villana”, una película cargada de acción, violencia y estupendas coreografías que nos muestran una faceta diferente del cine al que Hollywood nos tiene tan acostumbrados.
Sólo de iniciar con esa gran secuencia en primera persona como si fuese videojuego y de los múltiples enemigos que despacha la heroína(?) nos damos cuenta de las intenciones del director Byong-gil Jung para con la película. Es una secuencia que nos introduce a unas coreografías dignas de admirar y que en conjunto con la gran fotografía, excelente iluminación nos habla muchísimo del tono que tendrá el resto de la película.
Por medio de flashbacks se nos cuenta la historia de nuestra protagonista, la sanguinaria Sook-hee y del porqué fue entrenada desde muy pequeña para convertirse en aquella máquina de matar que vemos en el tiempo presente de la película. Si bien es cierto que todo es mero trámite para mostrarnos a una despiadada asesina y justificar sus acciones en pos de una película, es bastante convincente para que lo pasemos por alto y lo aceptemos.
La Villana es un viaje de acción como los que ya no vemos, o mejor dicho como los que nunca habíamos visto. Todo alrededor de la protagonista la remite a lo único que sabe hacer y lo sabe hacer de maravilla, asesinar verdaderos villanos.
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